La preparación de nuestro pescado, al igual que la delicada tarea de quitarle las espinas, es un trabajo que requiere un gran rigor y un fiel compromiso con la tradición. Un arte que ha pasado de generación en generación y que confiamos a las experimentadas y talentosas manos de nuestras maestras conserveras. Haciendo de cada conserva una obra maestra que refleja un cuidado y devoción que se mantiene en el tiempo.







